sábado, 10 de noviembre de 2012

QUE LE PREGUNTEN A ELENA VALENCIANO


Según el Ministro de Justicia de Marruecos: “Si se permitiera a los infieles adoptar niños marroquíes los convertirían al cristianismo”
El moro mierda de turno.
Erase una "mujer" debajo de un casco
No encuentro las declaraciones de "la mujer del casco", donde dijo después de reunirse con autoridades marroquíes en Toledo, que marruecos estaba intentando encontrar a los padres de los menores marroquíes que están en España.

Los españoles que quieren adoptar a un niño marroquí siempre ven rechazadas sus solicitudes, porque “podrían convertir al menor al cristianismo”. En Marruecos son abandonados cada año más de 5.000 niños.

Mustafá Ramid, ministro de Justicia marroquí, ha declarado que si se permitiera la adopción de huérfanos a familias infieles… aproximadamente 30.000 niños se encontrarían en “riesgo” de ser evangelizados durante los próximos 20 años.

Según la Kafala, norma que regula el régimen jurídico de la adopción en el sultanato, los no musulmanes pueden adoptar a menores del país, pero en la práctica únicamente son tramitadas las solicitudes presentadas por mahometanos. La cuestión religiosa es el único obstáculo que se interpone entre un huérfano abandonado y una familia occidental, que puede convertirlo, según extendida creencia de las autoridades, al cristianismo.

Mustafá, interpelado por el hecho de que familias españolas hayan visto rechazadas sus solicitudes de adopción, ha afirmado que él, como Ministro de justicia, no interviene en tales asuntos. Tampoco, al parecer, sabe nada de los menores que en pateras son enviados a España desde Marruecos, hecho que para muchos entraña menos peligro que un supuesto bautismo.

Marruecos exporta a sus famélicos menores a España y en las condiciones más penosas; opone tenaz resistencia a que le sean devueltos, lo que ocasiona a España gastos considerables y no pocos problemas de integración y delincuencia… a los funcionarios del sultanato no les preocupa que sus menores se ahoguen en las aguas del Estrecho, pero les espanta que puedan ser adoctrinados en otra religión o en el ateísmo.

Mustafá es un buen musulmán. Y piensa, en conciencia, que es mejor la miseria y el hambre para un niño marroquí que un hogar occidental seguro donde su fe islámica pudiera estar en peligro. Además, siempre habrá tiempo de enviarlo al otro lado del Estrecho en patera… o en los bajos de un camión. Lo de Mustafá podrá ser discutible, pero es su cultura, su repugnante cultura.

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